Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
—Romanos 8.38–39
-Yo mismo iré contigo y te daré descanso -respondió el SEÑOR
—Éxodo 33.14 (NVI)
TÚ ERES MÍO PARA SIEMPRE; nada puede separarte de mi amor. Ya que yo he invertido mi vida en ti, ten la completa seguridad que te cuidaré. Cuando pones tu mente en neutro y dejas que tus pensamientos fluyan libremente, tiendes a sentirte ansioso concentrándote solo en la solución de los problemas. Para poner de nuevo tu mente en marcha necesitas volverte a mí, trayéndote a ti mismo y a tus problemas a mi Presencia.
Cuando te das cuenta que nunca estás solo los muchos problemas se desvanecen instantáneamente a la luz de mi amor. Esos muchos otros problemas pueden quedar pero ocupan un lugar secundario ante conocerme y gozarte en la relación que yo francamente te ofrezco. A cada momento te enfrentas a la decisión de estar en mi presencia o en la presencia de esos otros problemas.
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