Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministré conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén
Los fines del Espíritu son un verdadero reflejo de cómo está nuestra relación con Él.
Qué don recibiste tú? Cómo lo estás usando? Eres de bendición para la vida de los demás?
Todos quienes hemos aceptado a Dios como gobernador de nuestra vida y recibido el bautismo del Espíritu Santo, somos acreedores de dones y es nuestro DEBER usarlos, para testificar de SU gloria.
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