Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.
—Salmo 34.8
Como el SEÑOR le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve».
—Génesis 16.13–14 (NVI)
Ese domingo, al atardecer, los discípulos estaban reunidos con las puertas bien cerradas porque tenían miedo de los líderes judíos. De pronto, ¡Jesús estaba de pie en medio de ellos! «La paz sea con ustedes», dijo.
—Juan 20.19 (NTV)
Que la paz de Dios reine en sus corazones, porque ese es su deber como miembros del cuerpo de Cristo. Y sean agradecidos.PRUÉBAME Y COMPRUEBA QUE YO SOY BUENO. Mientras más íntima sea tu experiencia conmigo, más convencido estarás de mi bondad. Yo soy el Dios viviente que te ve y que anhela participar en tu vida. Te estoy preparando para que me encuentres en cada momento y para que seas un canal de mi amorosa Presencia. A veces mis bendiciones llegan a ti en formas misteriosas: a través del dolor y de los problemas. En tales momentos podrás conocer mi bondad pero solo si confías en mí. El entendimiento te puede fallar pero la confianza te mantendrá muy cerca de mí.
Dame las gracias por el don de mi paz, de tan inmensas proporciones que no podrías sondear su profundidad ni su anchura. Cuando después de la resurrección aparecí a mis discípulos fue la paz lo primero que les impartí. Yo sabía que esa era su más urgente necesidad: calmar sus miedos y tranquilizar sus mentes. También te hablo de paz a ti porque conozco tus pensamientos ansiosos. ¡Escúchame! Detén cualesquiera otras voces para que puedas oírme más claramente. Yo te diseñé para que vivas en paz todo el día, cada día. Acércate a mí; recibe mi paz.
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