Por tanto, os digo que todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Y cuando estuviereis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que nuestro Padre que está en los cielos os perdone también a vosotros vuestras ofensas.
Muchas veces las personas, por su personalidad, nos pasan a llevar y hieren nuestro corazón... El proceso también se da a la inversa.
Es importante no juzgar las intenciones de los demás. Lo que haya en nuestro corazón determinara lo que vemos en el actuar y decir del otro.
Perdonar debiese ser un ejercicio diario, en el que liberamos y simultáneamente nos sentimos libres.
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