Continuamos con hechos…
Curación de un cojo
1Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de
la oración.
2Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada
día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de
los que entraban en el templo.
3Éste, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el
templo, les rogaba que le diesen limosna.
4Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
5Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos
algo.
6Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te
doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
7Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se
le afirmaron los pies y tobillos;
8y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el
templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
9Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.
10Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a
la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que
le había sucedido.
Discurso de Pedro en el pórtico de Salomón
11Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido
sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de
Salomón.
12Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas,
¿Por qué os maravilláis de esto? ¿O por qué ponéis los ojos en nosotros, como
si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?
13El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de
nuestros padres ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y
negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.
14Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que
se os diese un homicida,
15y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado
de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
16Y por la fe en su nombre, a este, que vosotros veis y
conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta
completa sanidad en presencia de todos nosotros.
17Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho,
como también vuestros gobernantes.
18Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por
la boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.
19Así que, arrepentíos, y convertíos, para que sean borrados vuestros
pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
20y él envíe a Jesucristo que os fue antes anunciado;
21a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta
los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca
de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.
22Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os
levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas
las cosas que os hable;
23y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada
del pueblo.
24Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han
hablado, también han anunciado estos días.
25Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que
Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán
benditas todas las familias de la tierra.
26A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su
Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su
maldad.
-¿Crees que Dios puede hacer sanaciones?
-¿Has sido testigo de una alguna vez?
-¿Dios te ha usado para curar a un enfermo?
-¿Has tenido la oportunidad de vivir un milagro? ¿Cómo te sentiste ante
esto? ¿Esto hizo que tu fe
se potenciara?
-¿Cuánto tiempo de tu día dedicas al Señor?
-¿Clamas a Dios sólo cuando necesitas de él o te encuentras en
problemas?
Y yo os digo: Pedid y se os dará; buscad, y hallareis;
llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca,
halla; y al que llama, se le abrirá. (Lucas 11:9-10)
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