...nada valdría la pena. Así dice un antiguo dicho y me parece que es muy cierto.
Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Hebreos 2:1
Siempre sentimos que un área de nuestra vida está inconclusa y es necesario trabajar para completar ése vacío y proyectarlo hacia algo grande. En ésa búsqueda diaria, en la búsqueda donde hacemos muchas peticiones a Dios, es donde debemos trabajar porque pareciera ser la raíz de otras circunstancias tangenciales de nuestro camino.
Parecemos ser insaciables, siempre tenemos mucho por qué pedir en nuestras oraciones, pero poco de que arrepentirnos o por qué agradecer. Nos encontramos con Dios antojadizamente acorde a nuestros intereses y pareciera ser que eso es porque no hemos entregado plena soberanía de nuestras vidas a Él.
Basta con ver cuánto nos quejamos, cuándo murmuramos de otras personas, cuántas veces negamos a Dios no con la boca, pero si con el resto de nuestro cuerpo... Basta con ser conscientes de "la rabia" que le tomamos a nuestro Padre cuando creemos que no nos escucha porque no nos está dando lo que queríamos.
Podemos pedir lo que se nos antoje? Creemos que tenemos un Dios que todo lo puede, capaz de darnos lo que frente a nuestros ojos, es imposible. Sin embargo, tenemos un corazón humilde, que lo ha puesto a Él en el centro, con prioridad sobre TODAS las áreas de nuestras vidas? O mentimos y no es así?
Si buscamos a Dios primeramente sabremos qué pedir, sabremos en qué centrar nuestra búsqueda y claramente Él nos respaldaría supliendo todos nuestros anhelos.
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