El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquel es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Nuestra obediencia es el mejor reflejo del amor que tenemos por Cristo.
Que nuestras palabras sean el reflejo de nuestros actos y de lo que verdaderamente hay en nuestro corazón...
Así la presencia de Dios será reflejada en nuestras vidas y eso es un gran testimonio, que habla por sí solo y lleva luz a la vida de otros.
¿Eres reflejo del amor de Dios?
¿Tu obediencia denota consecuencia?
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