La cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
—1 Timoteo 6.15–16
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón!
—Santiago 4.8 (NVI)
Pues en él vivimos, nos movemos y existimos. Como dijeron algunos de sus propios poetas: “Nosotros somos su descendencia”.
—Hechos 17.28 (NTV)
¡Grande es el SEÑOR, y digno de toda alabanza; su grandeza no se puede comprender! Que cada generación diga a sus hijos las grandes cosas que él hace. En tu gloria, esplendor, majestad y milagros meditaré. En toda lengua estarán tus imponentes hechos; proclamaré tu grandeza.
—Salmo 145.3-6 (NBD)
DÉJAME UNGIRTE con mi Presencia. Yo soy Rey de reyes y Señor de señores que habito en luz tan deslumbrante que ningún humano puede acercársele. Cuando mi Presencia te envuelva te vas a sentir abrumado por mi poder y mi gloria. Esta es una forma de adorar: sentir tu pequeñez en comparación con mi grandeza.
El hombre ha tenido la tendencia a hacerse él mismo la medida de todas las cosas. Pero la medida del hombre es demasiado pequeña para poder comprender mi majestuosa vastedad. Por eso es que muchas personas no logran verme, aun cuando viven y se mueven y existen en mí.
Disfruta la radiante belleza de mi Presencia. ¡Háblale al mundo de lo maravilloso que soy!
*Sara Young / Jesús te llama