Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
—Romanos 8.1–2
A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.
—Colosenses 1.27 (NVI)
¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos.
—1 Corintios 6.19 (NTV)
YO TE HABLO DESDE LO PROFUNDO DE TU SER. Escúchame diciéndote palabras tranquilizadoras, dándote la seguridad de mi amor. No escuches las voces de acusación porque esas voces no proceden de mí. Yo te hablo en tonos de amor para elevarte por sobre cualquiera circunstancia. Mi Espíritu limpia las culpas sin palabras duras que avergüencen. Deja que el Espíritu se haga cargo de tu mente, limpiándola de toda maraña de desilusión. Déjate transformar por la verdad que yo vivo en ti.
La luz de mi Presencia está brillando sobre ti en bendiciones de paz. Deja que mi luz te alumbre; no la oscurezcas con preocupaciones y temores. La santidad me está haciendo vivir a través de ti. Como yo vivo en ti, tú estás completamente preparado para ser santo. Detente antes de reaccionar ante personas o situaciones, dando a mi Espíritu espacio para actuar a través de ti. Las palabras y acciones precipitadas no dejan espacio para mí; esta es una forma atea de vivir. Quiero habitar permanentemente en ti otorgando gracia a tus pensamientos, palabras y modo de ser.
*Sara Y / Jesús te llama
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